TRANVIA

 

 

                                                                                                                                                                                        Foto: Joaquín Reyes Posada

DEL TRANVIA AL TRANSMILENIO

 

Por Joaquín Reyes Posada

El transporte urbano de Bogotá a mediados del siglo XX tenía al tranvía como vehículo fundamental. Un  sistema que para la época se había modernizado con respecto a los tranvías de mulas característicos en las primeras décadas El 20 de julio de 1910 comienza a transitar el tranvía eléctrico sobre rieles, los pasajeros disponían de largas bancas de madera, entradas por los dos lados y barandas para agarrarse. Conocidos como “abiertos”,  atravesaba el centro de la ciudad, e incluso llegaba hasta la calle 72. Los aciagos días entre el 9 y 12 de abril de 1948, dieron al traste con éstos vehículos prototípicos cuando fueron incendiados por la turba enardecida por el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán.

                                                                                                                                                                                     Foto: Alcaldía Mayor de Bogotá

 

        Del tranvía tan recordado por los cachacos de antes, Bogotá ha pasado por muchos otros medios como el troley, que viajaba con dos astas o tirantas eléctricas que se nutrían de esa energía de los cables aéreos y recorrían la carrera 17. Lo recuerdo bastante porque de joven, con un grupo de amigos y a la altura de la calle 66 donde el troley se detenía ante el semáforo en rojo, aprovechábamos para insertar un palo de paleta con el cual se trababa la salida de la pita de una rodachina y al intentar iniciar la marcha, se desconectaba de la red eléctrica que suministraba energía al vehículo para moverse. Quedaba parado de inmediato. El chofer tenía que bajarse y arreglar el problema. Unos segundos de diversión en ese entonces, que por supuesto constituía una clara falta de respeto y civilidad, aunque no causaba un daño más grande que el descrito. Nunca más me involucré en actos de ninguna naturaleza en contra de la ciudad.  Tenía 16 años.

                                                                                                                                                                                              Foto: Barry Blumstein

       Luego la ciudad se vio saturada de buses y busetas, que con el tiempo fueron quedándose en estado de obsolescencia. Prestaban un servicio deficiente, se les veía repletos de pasajeros como latas de sardinas, congestionando vías como la carrera trece, la Avenida Caracas y la carrera décima en el centro de Bogotá. La movilidad es un asunto que sigue siendo complejo y de difícil de solución. Pero se han hecho variados intentos para arreglar el caos que genera el exceso de vehículos y el regular estado de las vías medio siglo después.

                                                                                                                                                                                 Foto: Joaquín Reyes Posada

     El Sistema Integrado de Transporte Público SITP, incluye buses articulados, buses alimentadores, buses zonales y troncales, especiales y alimentadores urbanos, buses complementarios y el tan sonado Transmilenio, que causó no sólo sorpresa sino admiración. Muchas personas aprovechamos el día de la inauguración para viajar gratis. Recuerdo que lo tomé en el norte y fui hasta el centro en un viaje de ida y regreso exquisito, todo un plan de domingo.

      Hoy este sistema está en riesgo de colapsar, es terrible desplazarse en él, las estaciones son irresistibles, atestadas de gente y de unos cuántos malandrines y abusadores haciendo de las suyas,  irrespetan a las mujeres, roban celulares y  billeteras, otros suben por las rampas para no pagar el pasaje y en los días de manifestaciones y protestas, vándalos destrozan los articulados y causan una pérdida cuantiosa al Sistema Integrado de Transporte Público, como si no fuera de todos, incluyendo a los vándalos que desde luego no lo merecen. Pero no todo es malo. Los buses rojos del SIPT que recorren la carrera séptima, son en realidad una maravilla. Hay que reconocerlo. Limpios, cómodos, conductores educados y bien entrenados. Sólo se detienen en sus paraderos y a partir de una reglamentación especial, el Distrito Especial, aplicó sanciones a quienes abusaban del carril preferencial demarcado en forma notoria, una vía libre para que los buses pudieran reducir el tiempo de viaje. En estos días salió una nueva reglamentación en la cual se le permite a los conductores transitar por este carril, pero no se pueden detener ni estacionar mal, deben fluir los automóviles para agilizar el tránsito. Cuando se inició, unos meses después me subí a uno de ellos en la Universidad Javeriana un poco antes de las 5 de la tarde y a las 5 y 15 me estaba bajando en Hacienda Santa Bárbara. En verdad fue delicioso el viaje. Me faltó un poco de música relajante.

      Hace tiempo era impensable semejante eficiencia en el servicio colectivo de transporte en mi ciudad, pues los vetustos buses y busetas estaban condenados a desaparecer pues eran la crónica de una muerte anunciada. Hoy, para que el SIPT alcance su máxima eficiencia se requiere en primer lugar que logre la cobertura del 100% como está previsto, que se lance a los cuatro vientos una campaña masiva de divulgación sobre rutas, paraderos, y precios. En segundo lugar y lo más importante, que se lleve a cabo un programa de educación al usuario, para evitar que personas abusivas le pongan un palo a la rueda de un medio de transporte llamado a solucionar de una vez el caos y el desorden en el transporte bogotano. Cuando por casualidad alguien en la calle me pregunte si me gusta este sistema, enseguida le diré… Sipt.

                                                                                                                                                                                 Alcaldía Mayor de Bogotá

       En un futuro cercano, Bogotá estrenará su sistema de transporte moderno, más eficiente, veloz y de amplia capacidad de pasajeros, el Metro, cuyos tramos de la primera línea se observan ya altivas gracias el empuje que el alcalde Carlos Fernando Galán le ha dado desde el comienzo de su administración. Puso a los contratistas a trabajar, a disminuir los atrasos que registraban las obras y a dinamizar los cronogramas, con la fortuna de registrar un avance significativo con más del 51%.

     En esta realidad esperanzadora, el alcalde demuestra que con voluntad política y con ánimo de servir a la ciudadanía, en un futuro ya muy cercano Bogotá tendrá metro elevado y con él, un comienzo de solución radical al embrollo del transporte, para que los capitalinos pierdan menos tiempo de desplazamiento a sus labores y gocen de un alivio en el stress que genera viajar por tantas horas por la ciudad y puedan además, usar más horas para descansar, recrearse en familia y relajar las tensiones de la jornada diaria.